domingo, 13 de mayo de 2012

Capilla del Crucifijo o de los obispo (69)

Recibe este nombre por el crucifijo que había en ella.

En 1454 se encargó decorar muy dignamente el frontispicio de ella en el que destaca la imagen de la Virgen.

Fue demolida para construir los estribos y anchura de la Capilla Mayor nueva. A partir del s. XVIII se empezaron a comprar mármoles, piedras de Cabra y Luque, y piedras verdes de Granada.

El antiguo arco califal ofrece una de las imágenes mas sugestivas por la aglomeración de épocas y estilos: arco de herradura, ornamentación renacentista en la rosca del arco y paramento superior, y mármoles y columnas barrocasl, composición quizás de Tomás Jerónimo de Pedrajas, junto con el basamento realizado para el lienzo situado hoy en la capilla de San Agustín.

El hueco del arco quedó ocupado en estas fechas, por otro lienzo de las mismas dimensionea en que aparecía la figura de San Rafael, pintado por Antonio Fernández de Castro en 1733, quie pidió ser enterrado a los pies de la pintura.Esta pintura fue sustituída por una de la Aparición de San Rafael al venerable Roelas, que hoy se halla en la capilla de San Agustín.

Capilla del Corpus Christi (68)

Esta capilla estuvo adosada a la Capilla Real y fue fundada por Diego Gutiérrez de los Ríos, señor de Fernán-Nuñez en 1393.

Se mantuvo en pie hasta la remodelación de estas naves por Hernán Ruiz I, en torno a 1547.

Capilla de la Conversión de San Pablo (65)

Fue fundada en un periodo especialmente brillante para la nobleza cordobesa, aupada por las mercedes de Enrique II, 1387, por doña Elfa de la Torre, viuda de don fray Pero Muñiz de Godoy, maestre de la orden de Santiago.

En 1610 se le dio licencia a Fernando Carrillo para que reedificara esta capilla y se creó un taller en la galería norte del Patio de los Naranjos, junto al Caño Gordo, donde se labraron los sillares y se guardaron los materiales de la obra.
La amplia inscripción de los lados del altar recuerda al fundador de la capilla, y a Fernando Carrillo, cuyos méritos en favor de la monarquía española se recuerdan ampliamente.
Parte de la iconografía de la capilla se sustenta en estos elementos citados.

Se cree que la obra la comenzó, el maestro mayor de la catedral en ese momento, Blas de Masavel, oficial de Juan de Ochoa. De ahí el parecido entre la bóveda de esta capilla y la del coro de la catedral.
En ella, por influjo italiano, los lunetos se alternan con enjutas se hallan ocupados por los Padres de la Iglesia occidental: Gregorio Magno, Jerónimo, Ambrosio y Agustín, junto con las lágrimas de San Pedro y Santiago, sentado y con báculo de peregrino. En los registros de las enjutas, sostenidos por pares de niños atlantes: Sasn Juan Bautista, San Eulogio de Córdoba, San Juan Evangelista y Santo Tomás.
En la gran banda longitudinal, ocupa el centro la Coronación de la Virgen María, flanqueada por dos ángeles que sujetan sendos escudos con la insignia de la orden de Santiago, y en los extremos de ella, San Pelagio y Santa Flora, mártires de Córdoba.

Una bella imagen de la Concepción de María estaba situada en el interior sobre la puerta de entrada, coetánea de la construcción de la capilla. Se desconoce la autoría del retablo, pero pudiera estar relacionado con el mayor de la parroquia de Guadalcázar, ejecutado por Felipe Vázquez de Ureta.

Capilla de San Juan Bautista y San Juan Evangelista o Santos Juanes (64)

En 1540 el cabildo había permitido al acediano don Francisco de Simancas, con carácter de préstamo, que pudiera enterrar en la parte baja de la Capilla Real los restos de sus pads y familiares difuntos.

Capilla Real (63)

El 7 de septiembre de 1312 fallecía en Jaén el rey Fernando IV de Castilla. La primera intención del infante con Pedro, tras proclamar rey a Alfonso XI, fue la de llevar su cadáver a Toledo o Sevilla, pero las grandes calores aconsejaron sepultarlo en una ciudad más próxima como a Córdoba , y aquí lo enterraron.

Alfonso XI había manifestado la voluntad de ser enterrado en la capilla donde yacía el rey don Fernando, su padre, en la iglesia mayor de Santa María de Córdoba. El monarca falleció en Gibraltar el 27 de marzo de 1350, víctima de la peste negra. Que coincide con la fecha de conclusión de la capilla.

La mandó hacer Enrique II, o también puede ser que cuando murió Fernando se empezara a construir quedando sin finalizar por la huir los alarifes musulmanes a Granada. Y ya finalmente Enrique II la terminó construyendo la parte alta.

Esta capilla está decorada con un ornato menudísimo, casi plano, que se repite cubriendo toda la superficie, con un ataurique muy lejano de sus formas naturales originales y motivos geómetricos. La cúpula está decorada con mocárabes de yeso.

El acceso a la planta alta de la capilla se hacía desde siempre, desde la dos puertas, hoy ventanas, de su costado occidental, a las que se tenía acceso desde el presbiterio de la capilla de Villaviciosa. En la hornacina central de la capilla se encuentra hoy una imagen de San Fernando del s. XVIII.

Los resos mortales de los monarcas estuvieron en esta capilla hasta 1736 en que se trasladaron procesionalmente a la Colegiata de San Hipólito por disposicióm de Felipe V, y los capellanes reales se llevaron consigo todo el patrimonio mueble de la capilla.

Este abandono permitió que su planta baja se convirtiera en sacristía de la capilla de Villaviciosa durante el pontificado de don Pedro de Salazar y Góngora en 1739.

Primera capilla mayor o de Nuestra Señora de Villaviciosa (59)

Hay tres fechas que marcan la historia cristiana de este espacio: 1236, 1607 y 1879, y marcan a su vez los distintos usos que ha tenido.

La primera fecha pertenece al momento en que fue capilla mayor de la Catedral, la segunda cuando fue abandonada por la construción del crucero, cuando quedará como Capilla de Villaviciosa. Y a partir de 1879 será desmantelada de su ajuar religioso. El altar de Santa Maríta del Sol y la lápida sepulcral de Juan de Rojas, veinticuatro de Córdoba, de 1519, quedan como los únicos testigos del pasado cristiano.

En este lugar fue donde de celebró la misa de Dedicación de la Catedral en el 1236, y donde asistió a misa el rey San Fernando el 30 de mayo de ese mismo año. Una inscripción en letras góticas que existen en los arranques de las bóvedas, recuerdan el acontecimiento.

En este lugar también fue enterrado el hijo de Fernando III y Juana de Ponthieu, muerto a los pocos días de nacer. La ornamentación del fondo del altar de hizo a fines del s. XIII tapando y enfoscando las arcadas entrecruzadas del costado oriental del lucernario para decorar con pinturas al fresco de estilo italogóticotodo el frontal.
Aún de conserva un gran rostro de Cristo que de salvó de la destrucción en 1879, en el Museo de Bellas Artes .

Aquí estuvo de cuerpo presente Fernando el Católico, desde el 31 de enero al 2 de febrero de 1516, camino de Granada. En el 1611 de acordó que se pusiera una imagen de plata de la Virgen en lugar de la imagen de Nuestra Señora de Villaviciosa.
En sus frecuentes traídas a la ciudad desde la ermita de Villaviciosa, la imagen era colocada frecuentemente en el altar de la capilla mayor, en la que permaneció desde 1698, sin volver a salir, lo que motivó que la devoción de los fieles diera el nombre de Nuestra Señora de Villaviciosa a esta capilla. A comienzo del s. XVIII se hace un planteamiento general para hacer un mayor realce a la presencia de la imagen. Don Antonio Maldonado, costeó el retablo de madera tallada y policromada en 1709, y de construyó una bóveda barroca que ocultouq la de al-Hakam II.

Hasta 1577 la imagen de Nuestra Señora de Villaviciosa de veneró en aquella su presencia humilde de talla de la segunda mitad del s. XV. Pero a partir de ese año de concluyeron las llamadas "caja y peana de plata" encargadas a los plateros Sebastián de Córdoba y Rodrigo de León y regaladas por el obispo fray Bernardo de Fresneda. La imagen antigua quedó en el interior de la de plata.

El año de 1879 significa la fecha de desmantelamiento de todo lo anterior. Testigo de ello fue Ramírez de Arellano, quien cuenta cómo destruyeron el frontal de pinturas del s. XIII, conducido todo por el arquitecto Felipe S. de Varanda. Las obras concluyeron en 1881. Se perdieron retablos, bóveda, rejería, púlpitos, etc.

Capilla de Santo tomás (56)

Su fundador fue Tomás Carrillo de Mendoza, y la ubicación y hechura de la capilla consta en la acta capitular del 4 der mayo de 1629.

La obra fue dirigida por Juan de Aranda, quien también hizo el retablo. La pintura de su altar, que representa, la Incredulidad de Santo Tomás ha sido atribuida a Pedro Orrente. Está realizada con factura seca, dibujo y línea prieta y paleta terrosa, predomina la gama del rojo, ocre y pardo.
Las figuras han sido concebidas en primer plano, con gran amoulosidad, y muestran el momento en que Cristo enseña a Santo Tomás la llaga del costado.